jueves, 13 de mayo de 2010

Espias espitiruales

Pero también utilizaron lo oculto de forma positiva, porque como reconocía en 1973 Sir William Stephenson, antiguo director del Intelligence Service, "todos los medios son buenos para ganar una guerra, incluso los menos confesables o razonables; somos los únicos que no hemos tenido vergüenza científica de hablar con los muertos, de invitar a una médium a una reunión militar".


Por ejemplo, en 1941, y en presencia de altos mandos militares, la esposa del mariscal Lord Dowding, que dirigió la defensa aérea de Inglaterra, cayó en trance e interrogó a los espíritus de pilotos alemanes caídos en tierra británica acerca de los lugares de donde partían sus bombarderos, obteniendo informaciones precisas sobre sus bases, misiones y programas. Ello les ayudó a conocer la ubicación de las bases alemanas en la costa francesa y a organizar mejor su defensa. Hoy se considera que esta psíquica pudo obtener tales informaciones mediante "visión remota", o captarlas telepáticamente de la mente de pilotos vivos.










Por cierto, que Dowding veía la guerra en términos fundamentalmente reencarnacionistas, una creencia que fue compartida por otros dirigentes de ambos bandos, como el general Patton -que no tenía reparos en hablar de sus vidas anteriores, luchando en diversos ejércitos- o como Hess, Hitler, y especialmente, Himmler que se consideraba la reencarnación de Enrique el Pajarero, fundador de la casa real sajona, y que en una charla dirigida en 1936 a los jefes de las SS les explicó que todos ellos habían estado juntos anteriormente en alguna parte y que todos se encontrarían de nuevo después de esta vida.



Otro reencarnacionista fue el vicepresidente norteamericano Henry Wallace, discípulo del artista, arqueólogo y místico Nicolas Roerich. Este, que también influyo sobre el presidente F.D. Roosevelt y cuanto menos tuvo el respeto de varios dirigentes soviéticos, organizó dos expediciones por Asia Central, durante las cuales se asegura tomó contacto con los maestros del Shambhala y promovió un pacto internacional para proteger la cultura y las zonas neutras en caso de guerra que fue aprobado por la Sociedad de las Naciones y la Unión Panamericana.


Si -como ya hemos dicho- alemanes y británicos  contaron con la colaboración ocasional de astrólogos y videntes, se asegura que algunos militares americanos consultaron a notables psíquicos cono Edgar Cayce y Eileen Garret y al parapsicólogo Rhine, mientras Stalin tuvo circunstancialmente como consejeros al telépata Wolf Messing y al astrólogo Yuri Yamakkin.


Cuando los nazis preparaban la invasión de Inglaterra, el coven de brujos de Hampshire organizó un ritual mágico para influir en la mente de Hitler e impedirle entrar en la isla. El más débil y anciano de los participantes se ofreció en sacrificio, con el fin de dar más fuerza a aquel conjuro. Para ello, no untó su cuerpo desnudo con la grasa que les protegía de las temperaturas extremas durante aquella ceremonia nocturna. Como consecuencia del frío soportado, también murieron otros dos brujos.


De hecho, a medida que avanzaba la guerra, la mayoría de los ocultistas de ambos bandos se opusieron a un Hitler que perseguía las sociedades secretas y que había prohibido las prácticas mágicas y astrológicas a raíz de que su lugarteniente Hess voló hasta Inglaterra en un intento inútil de negociar con algunos dirigentes británicos, asesorado por un astrólogo y por el profesor Karl Haushoffer.

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